Fotógrafa, robo almas. Sobre todo desde el foso.

martes, 23 de septiembre de 2008

Conciertos cercanos

Un poco de publi, qué diablos, no sólo se van a beneficiar los del adsense este (no sé cómo me dejé engañar, pues porque no me pongo el suficiente tiempo a investigar, por eso fue). Ale, ahí la dejo, por si algún navegante no rutero se asoma a esta colección de desvaríos.

Que conste que es uno de los conciertos aspetecibles y recomendables, con el que se abre la temporada otoño-invierno aquí en su web amiga.

lunes, 22 de septiembre de 2008

La voz de Dios

Hace un tiempo quedé con un primo mío, científico, para aquello de tomarnos algo y ponernos al día. Picado por la curiosidad se había asomado a mi Myspace, y, molesto al parecer por lo que consideraba una aberración indigna de alguien a quien él consideraba inteligente, me interrogó acerca del significado "vivir el Rock". Adicta como soy a las discusiones absurdas, me encontré en una espiral sin fondo de argumentos y contraargumentos, en la que mi bienintencionado pariente trataba de hacerme comprender lo vacuo de mi declaración de postura vital.
Vano intento el del racionalista que trata de convencer al creyente de la no existencia de Dios. Triste existencia, por otro lado, la del que no reconoce las pasiones ajenas por absurdas que le parezcan. También tonta mi postura, intentando hacer entender a un ciego la esencia del color verde. Sería necesario un milagro, tal vez, para que llegara a entender. O querer entender, quizás. ¿Qué empeño el mío el de sacar al exterior a un habitante de la cueva? ¿Sería presunción, tal cosa, no será lo mío cueva y lo suyo realidad? Eternas preguntas.
En fin, en este mi apostolado particular, le recomendaría escuchar "Motörizer". Porque, sin duda, vería la Luz. O, por lo menos, podría escuchar la voz de Dios.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Tres sin flash

Ya de regreso de cubrir nuestro festival favorito por excelencia, el Azkena de Vitoria, muerta por las agujetas y la tensión acumulada, sólo puedo definirlo de una manera: estoy feliz. Feliz porque me encanta saltar al foso de los fotógrafos cuando se apagan las luces y empieza la música, feliz por la frase "tres sin flash", porque cuando no existen estas limitaciones, se grita "¡barra libre!", porque entre los fotógrafos hay gente encantadora y auténticos cretinos, profesionales de los que aprender y fans que lograron la acreditación de forma torticera y lloran emocionados blandiendo sus compactitas frente a sus ídolos. Estos últimos me encantan, siempre que no me molesten a la hora de lograr la foto definitiva. Y me encantan porque yo empecé así. 
Yo era redactora. El foso era algo lejano y misterioso hasta que, en un legendario concierto de Deep Purple en San Sebastián, alguien equivocó las acreditaciones y me vi a mí misma en el foso, con una compacta analógica que había llevado de casualidad, a la que, para más inri, no quedaban más que unas siete u ocho fotos por tirar. Aquel día descubrí una vocación. Yo esperaba muy tiesecita, pensando "soy muy profesional, soy muy profesional", intimidada por los camarones que llevaban los compañeros, por la circunstancia tan imprevista, y, más que nada, por la inminente proximidad de una formación legendaria. "Sangre fría, soy profesional, hago esto a diario, llevo esta cámara porque voy sobradísima..." toda esa retahíla de autoconvencimiento, se desvaneció en el momento en el que se apagaron las luces, se iluminó el fondo del escenario y de la nada apareció Steve Morse, aún muy atractivo, y detrás de él, uno de los grupos que más que han gustado siempre. ¡Y comenzaron tocando "Highway Star"! 
La "profesional" saltó en ese momento con tanto entusiasmo, ahogados sus gritos por el volumen de la música, que el propio Morse se giró para reirse a gusto, regalándome al final de los tres temas de rigor su púa, que aún conservo. desde entonces han pasado muchos años, he aprendido algo de fotografía, he mejorado el equipo y ya no salto como una colegiala a punto de desmayarme. pero hay algo que permanece, por lo que continúo haciendo esto: la emoción desbordante, el entusiasmo, la simple y pura alegría.