Fotógrafa, robo almas. Sobre todo desde el foso.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Magia


Magia  
El minuto perfecto. Un momento para respirar entre grupo y grupo, en medio de la vorágine de un festival. Un instante para charlar con amigos y compañeros, para escapar del sonido insistente, tal vez quitarte los tapones para los oídos (indispensables si no se quiere llegar a cierta edad completamente sordo), desconectar... y para ello, nada como un poquito de magia. Refrescante, alcohólico y energizante. Gin-tonic o vodka-tonic (ignoro cómo se llama).
Y venga, rápido, ¡hay que volver al foso!

sábado, 12 de noviembre de 2011

Extrañas Historias del Foso

Casi siempre ocurre. Hoy en día todo el mundo posee una cámara fotográfica, cualquiera diría que la fascinación que éstas despiertan habría pasado a mejor vida, pero no es así. Alguien ve tu cámara, o tu actitud, o tu entrar y salir del foso y deduce "es profesional". Entonces comienzan las peticiones: "¡Hazme una foto, hazme una foto!". Esto, antiguamente, podría tener algún sentido: las fotos eran inmutables, no se borraban, quedaba un rastro de ti en un negativo que, con suerte, llegaría a tus manos en forma de caritativa copia con la que presumir con los amigos. O quizás llegara a las de alguien con poder para decidir que tu futuro estaba en las pasarelas o el cinematógrafo, ¡esas cosas pasan! Y mamá siempre dijo que habías nacido para triunfar...
público_vive_galego
Hoy por hoy me resulta inconcebible esta atracción. Pero existe. La gente se te acerca, con mejores o peores modos, te piden, te ruegan, te exigen que les hagas una foto. Casi nunca hago caso, o finjo que sí sólo para salir del paso y que me dejen en paz. Los animales de foso somos un poco raritos y nos intimida el mundo exterior. Qué se le va a hacer.
Pero estos muchachos se acercaron a mí con gran educación desde fuera del foso del Brincadeira, me explicaron que estaban repartiendo pulseritas de promoción del "vivir en galego" y que si por favor les hacía una foto, que de verdad que no estaban borrachos, que me daban una pulserita, que sería un honor... no sé, me debieron pulsar la cuerda sensible. Les hice la foto, es más, les prometí que la publicaría... y, extrañamente, está teniendo bastante éxito. Igual son famosos. Vete tú a saber. Si los reconoces, cuéntamelo!

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Dirty Sweet se separan

Cosas curiosas de la psique humana: esta mañana me despertaba yo tarareando el sublime "You've Been Warned" de Dirty Sweet para enterarme minutos después de que han anunciado su separación. Una de las características creo que comunes a las personas que habitamos este mundillo de freaks irredentos de la música y la escena es nuestra identificación más allá de lo racional con aquello que nos toca, que nos mueve, que nos emociona. Y tanto el disco "American Spiritual" de los de San Diego como su posterior actuación en la sala La Boîte de Madrid fueron de esa clase. Así que esta noticia, hoy, me ha producido un escalofrío y un cierto pesar. Mucha tristeza, para qué negarlo. Os dejo este maravilloso tema y os recomiendo vivamente que escuchéis su segundo y, tristemente, último trabajo. No os arrepentiréis.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Qué bonico es mi curro

Cinco minutos antes de saltar a escena todo es nerviosismo y caos. Nos apelotonamos junto a la valla de seguridad (cuando existe), rezando para que los promotores hayan tenido a bien dar instrucciones precisas a los de seguridad respecto a quiénes y cómo podemos entrar en el foso. Siempre, esto es así, en el último momento aparecen las discusiones: tú no tienes acreditación visible, a mí nadie me ha dicho nada, cómo que os deje pasar si todavía no han salido al escenario, etc., etc. El pan nuestro.
Por fin, se abren las puertas. Saltamos a tropel buscando nuestra zona favorita del foso. La música ambiental cede. La oscuridad reina. Contenemos la respiración. Un estallido y el artista ocupa su lugar. Apunta y dispara. Tienes tres temas, sin flash, para lograrlo. Poca luz y errática, compañeros que luchan por obtener el disparo original y definitivo, amigos que ayudan y, los menos, pero los hay, paparazzi que ponen más empeño en dificultar tu labor que en hacer su trabajo. Sólo tres temas, en el mejor de los casos.
Cuando los compañeros de seguridad nos indican amablemente que hemos de abandonar YA el foso y que ni se nos ocurra lanzar ni un disparo más, es el momento de reunirnos fuera, intercambiar opiniones y dejar que la adrenalina regrese a sus niveles habituales. Diez minutos, puede que quince, eso es todo.
Todo lo demás, las dificultades para llegar a fin de mes, el desprecio de la industria, el mal trato de la prensa, los sinsabores de una vida poco convencional, quedan olvidados. Son nuestros quince minutos de droga.
Hay otras compensaciones: cuando en la pantalla del ordenador observas tu trabajo y te satisface, o cuando, al final de todo el proceso, ves la imagen impresa o publicada en los medios, cuando la enseñas y amigos o desconocidos lustran tu ego con comentarios elogiosos… pero, no nos engañemos, todo eso es secundario. Estamos enfermos y necesitamos estar ahí. Somos animales de foso.