Fotógrafa, robo almas. Sobre todo desde el foso.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Instinto y casualidad

A veces es técnica, a veces es deseo... otras veces el mundo, el universo entero confabula para entregarnos algo que ni siquiera sabíamos que buscábamos. He aquí la magia de la fotografía.
Unos amigos fotógrafos y yo estábamos en el lugar más tópico cazando instantáneas, probándonos a nosotros mismos y disfrutando de un hermoso día de verano: Madrid, el Retiro, estatua del Ángel Caído. Tomas diferentes alrededor de la estatua, único monumento en el mundo (que sepa esta ladrona de almas) al Señor Lucifer. Sin saber cómo, una formación de nubes alterada por el paso de un avión a gran altura, tomó la forma de un adusto rostro barbado, con lo que asemejaba ser una corona calada hasta las cejas. Milagro. Os aseguro que la foto no está trucada: las nubes estaban ahí. Todo estaba ahí. Mi objetivo también. Click. Un momento y ya había pasado, las nubes volvían a ser vapor de agua. Pero el instante había sido robado para siempre.